viernes, 29 de enero de 2010

Una simple carta sin medidas

¿Por qué un calmado domingo soleado tenía que ser para mí el punto que dividiría mi vida hasta ahora en 2 partes? si ese día es en el que menos movimientos realizo, quizá “hacer poco” algunas veces es llegar a mucho (sin menospreciar los frutos del trabajo arduo y empeñoso).

Yo me crucé con tu silueta en un tiempo en el cual me estaba yendo mejor, ya no tenía problemas en casa y había dejado el mal hábito del cigarrillo; me crucé con tus ojos que tienen la capacidad de preguntarme como estoy, y obtener la respuesta sin que yo siquiera lo diga; me encontré con tus manos que me guiaban cada vez que caminaba sin rumbo, y que a veces tenía que tomar para guiarte; me encontré contigo y sí, fue casualidad, una de las pocas de las que no me arrepiento.

Escribo esta carta no porque estés lejos, escribo esta carta a sabiendas que no la leerás, no la escribo por vicio ni por orgullo, la escribo para saber si lo hago por amor.

Es que como bien sabes se me hace complicado saber muchas veces que es lo que estoy sintiendo, es por ello que me arrepiento de mis reacciones cuando no expresan lo sentido, creo que te has dado cuenta en algún momento de esto, ya que en más de una ocasión no logré demostrar que había dentro de mí.

Escribo todo esto porque no te la enviaré, la escribo como quien grita en el espacio o como quien espera su sentencia. ¿Recuerdas aquellas veces en que solamente existíamos tu y yo? No fue, si no hasta una de esas tarde que comprendí el término “mundo para dos”.

No pensé jamás aprender cosas tan complejas de una manera simple, no hasta que me las simplificaste; tampoco creí que en algún momento iba a contar las cosas que sabes de mí.

No pensé que reiría sinceramente de mis errores o de mis manías y nunca pensé que me burlaría de tus temores tan sensatamente.

Lo que sí pensé, en algún momento, fue encontrar a alguien como tú; que me trate como soy –no como lo que tú eres, ni lo que quieres que sea- tan espontánea y tan desenfadada, tan centrada y medida.

Me gusta cuando me haces cambiar de opinión de vez en cuando, porque me recuerdas que no siempre tengo la razón, y me encanta que te ruborices y preguntes cada vez que te miro fijamente.

Odio que a veces tomes en poco las cosas que hago –así sea en broma- y odio que digas “lo sé” cuando repito que te extraño. Sé que puede ser broma pero a veces acabo por creer que no te importa. Y sobre todo odiaba que me despertaras cuando quería echarme un ojo.

Extraño tus raros antojos, extraño que te resbales y luego me cuentes, extraño que me salves la vida de los despiadados autos…

Efectivamente soy cursi, y sí, sé que no te gusta, pero esta vez y únicamente esta vez NO ME IMPORTA

Espero la estés pasando bien, aléjate de el lado izquierdo de las veredas (la parte pegada a la pista) uno nunca sabe en qué momento un loco se descarrila y no quiero que mueras porque aun no envío a lavar mi sastre negro, ¿Me dejarías ir de otro color? En fin, yo sé que siempre me haces caso así digas lo contrario.

Cuídate mucho

Te estima y quiere…

P.D: no hay postdata porque ya lo dije todo, léela nuevamente en caso algo no haya quedado claro, estoy seguro que todo está allí (claro si es que la lees tú)

miércoles, 27 de enero de 2010

Quiero otra lluvia de verano

Me aburre pensar solamente que es verano, nada en contra de este, solamente todo, estoy escribiendo al costado de un ventilador que no se conforma con dejarme el zumbido en el oído, si no también que “corta” la voz de el cantante, que me acompaña en este momento, de cuando en cuando.

“SERGIO, ES TAN MALO?” sí lo es, al menos para mí, nada se puede comparar a estar bajo la lluvia que me da la sensación que el cielo y la tierra se unen por un microsegundo cada vez que una gota golpea el suelo, no es que me haga el “profundo” así lo siento y esa sensación me lleva tan cerca de la felicidad que no lo puedo ocultar y puede parecer que hago mofa de aquellas personas que corren con un periódico en la cabeza para no mojarse, pero, yo soy feliz “bajo la lluvia”  jajaja… aunque suene algo cursi

“Sergio en Cuzco fallecieron turistas por tu amada lluvia!”

No diré “y qué” solamente diré que nunca lo amado es lo “perfecto” y que la tempestad está ligada al diario vivir.

Es obvio que no hablo de la tenue lluvia limeña, en esté momento en Arequipa, más allá del sol que siempre sonríe, las nubes se animan a “llorarnos” un rato. Y el fondo de todo esto, es que de una u otra forma, extraño esos lares donde terminé mi formación y comencé nuevas amistades; donde tuve buenos y malos recuerdos, recuerdos al fin que a uno lo hacen saber que en algún momento fue “peor persona” o mejor dicho, que a uno le hacen saber que ha mejorado.

martes, 19 de enero de 2010

Cómo estás?… NO MUY BIEN

Era fácilmente visible la tensión, el estrés salía humeante de cada ventana de la habitación y sin embargo continuaba dormido, en realidad creo que algún propósito tenía el que yo haya caído rendido en aquel mueble esa noche, luego de ver 2 ó 3 películas descontinuadas que suelen dar de 11 a 2 de la noche, quizá el verdadero propósito fue que nadie haya creído conveniente despertarme y en su lugar haberme cubierto.

La conversación se introdujo en mis sueños haciéndome oír lo que estaban planeando: “Ya hablaron con los del funeral…”, lo que me hizo despertar repentinamente sin mover un musculo, solo abriendo mis ojos, lo que me dio la ventaja de continuar escuchando lo que decían sin tener que cortar el asunto para un “buenos días”. Lo había deducido minutos atrás, mi abuelo que se encontraba internado no había sido dado de alta para regresar a mi hogar.

Al terminar su conversación pude hacerles saber que estaba despierto y luego de que me dieran pormenores de lo sucedido yo me “largué de este lugar”, había sido “cubierto con arena”, no conocí este método de autodefensa hasta ese día, y no lo he vuelto a experimentar desde ese día. El llanto de mamá y mi estado de frialdad se complementaban, a veces pienso que ella derramó todas esas lágrimas en mi lugar, todos y cada uno de los miembros de mi familia estaban desmoronados, todos de manera muy distinta pero demostraron lo que sintieron a fin de cuentas, todos excepto yo… y en cierto modo puedo decir que me golpeó tanto o más que a los demás, entre los recuerdos más felices de mi infancia está él, y no podía hacer público el dolor por su deceso?

Tranquilo por fuera y atormentado por dentro sin quererlo así, esta vez como ninguna otra, con el tiempo he llegado a pensar que “me fui lejos” para llorar sin que nadie me viese, mi alma lloraba y lloró hasta ver sus cenizas en mis manos pero mi cuerpo no.

En cierto modo, no maldigo el pequeño martirio que sufrí ese día, meses después al recordar todo, mis familiares resaltaron que la tranquilidad que irradiaba valía para todas aquellas personas que nos acompañaron, “¿tranquilidad?” dije yo.

A fin de cuentas creo que mi error fue no verme al espejo y saber que la cara que traía no era de indiferencia si no era de amor, mi martirio terminó oficialmente con esas palabras y pude dejar de sentirme culpable, fui “liberado” como el alma de mi abuelo lo fue un 23 de Agosto.

Debo confesarte, si de alguna manera puedes leer esto, que la razón de estas líneas no eres 100% tú, las siguientes son para la familia de una amiga mía que como yo hace casi 5 años, acaban de perder a alguien tan importante como lo fuiste y eres para mí.

No sé su nombre, y quizá yerre al tratar de llamarlo por su apellido, pero como le dije hace 18 horas y 20 minutos “Usted tiene una nieta espléndida”.

Conny como te dije: “en las buenas y en las malas”

Te acompaño en el dolor, estas líneas también son para ti amiga.

jueves, 14 de enero de 2010

¡Cosa de niños!

Florecían los primeros botones primaverales, él regresaba risueño de casa de Valeria, y pensando en cuán bueno era tener una amiga como ella, se decía a sí mismo:

-Tiene razón, esa chica no era para mí-

Como era de costumbre él la esperaba frente a esa cafetería tan fina y como era de costumbre ella se separaba de su grupo de amigas para saludarlo con una sonrisa

Y terminado el saludo continuaban su camino hasta la calle en la que vivían.

Ese día Ramiro había tenido una fuerte discusión con Rocío y su semblante era de lejos el peor, por su parte Valeria no sucumbía ante ningún efecto de carácter sentimental ya que habían pasado ya 4 meses desde que había decidido estar sola; y al ver que su amigo de infancia se resistía a contar lo sucedido, preguntó:

- ¿Y esa cara?

Ramiro sólo atinó a salir del paso con una broma como solía hacerlo

-No tengo otra- dijo con despreocupación y una sonrisa fingida

-Te conozco y tú no eres así, dime qué pasa ¿Rocío otra vez?- dijo Valeria

Ramiro asentando con la cabeza respondió:

-Esta vez fue culpa mía-

Valeria que sabía cuan “astuta” podía llegar a ser una persona como Rocío, prefirió callar.

Pero Ramiro, ya incitado a generar su descargo emocional por su fiel amiga, continuó:

-Es que tiene razón, soy celoso, inseguro y sé que llego a ser molesto muchas veces para ella…

Y sumergida en cólera –no contra su compañero, sino contra la causante- no pudo contener más su explosivo carácter y gritándole por primera vez a su amigo de toda la vida dijo:

-¡Esta vez no va a salirse con la suya, no… esta vez no, ella cree que puede hacer lo que quiere contigo, ella presume que por ser un par de años mayor puede usarte como una marioneta, si tu lo permites, pues yo no!

El mundo de las chicas de secundaria realmente es pequeño, aunque tenga escuderos que quieran convencernos de lo contrario, es como una secta en la que al ser mujer quieras o no estás incluida, en la que hay desde mandamases y plebeyas, hasta desinteresadas y marginadas que aunque otras pongan resistencia, siguen siendo parte de esta convención… y en esta todo se sabe.

Valeria había oído una conversación de Rocío y compañía, en la que esta no dejaba de hacer motivo de risa a su engatusado “perro” – como se refería a él-

Ramiro más confundido que sorprendido por la inusual reacción de Vale, dijo tímidamente: ¿Y… por qué… dices eso?

La angustiada Valeria logró tranquilidad y volvió a su particular frescura, sonrió con ánimos de calmar a Ramiro, sacó una menta de su bolsillo –de esas que nunca le faltaban- y dándosela a Ramiro y guiñándole el ojo explicó que no era el lugar indicado para hablar, Ramiro fácilmente entendió que la menta era para -de una manera u otra- mantenerlo ocupado hasta llegar a casa de Vale, sin embargo lo tenía en ascuas; no sabía qué esperarse, sin duda era algo malo, Vale no estallaba de esa manera a menos que te metieses con su estatura pero entendió que angustiándose no iba a llegar más rápido así que se tranquilizó, disfrutó su menta, e inmediatamente después de acabársela se encontraba a una cuadra de su destino.

-¿Ahora si me cuentas?- dijo Ramiro.

Para este momento Valeria estaba algo arrepentida de haberle dicho eso a Ramiro, ¿acaso era capaz de asimilar algo así?... sólo le quedaba confiar en que la fortaleza que él irradiaba era verdadera y en que no se iba a desmoronar por tal desenmascaro, ella no se perdonaría de ser así. Valeria respiró y dijo:

-Escuche a Rocío diciendo cosas horribles sobre ti y…

-¿Qué cosas?... ¿Cómo beso?...

-¡Cállate y escucha!

Valeria no quiso entrar en detalles, pero sí explico la clase de artimaña que estaba sufriendo.

Ramiro solo la veía sin mostrar ningún signo de dolor ni pena y Valeria algo reconfortada, pensaba –En serio mi amigo era muy fuerte- aunque seguía sintiéndose culpable.

La tensión inundó la sala… ambos se sentían avergonzados, ella por haber dado tan horrible discurso sobre la “dulcinea” de su mejor amigo, y él por haber sido víctima de una aprovechadora de años superiores.

-Creo que ya me voy- dijo Ramiro

-¡No te vayas! -dijo preocupada- mira… no es tu culpa que ella sea así, todos tenemos derecho a equivocarnos ¿no?

-Tienes razón –dijo Ramiro, sonriendo- además si me voy… ¿quién te va a seguir ayudando con geometría?

La tensión fue cortada por el menos pensado, y conociéndose ambos, solo pudieron reír.

lunes, 11 de enero de 2010

Muerte no anunciada

No sé si ya tengo el suficiente valor para eximirme de culpa cada noche que pienso sobre mi vida y encuentro “ese” error, el mismo de siempre, el que a pesar de toda tentativa mía de tacharlo continúa mordiéndome el talón, y tampoco sé cuánto tiempo le tomará acabar conmigo.

En ese anochecer la vi tanto más hermosa que antes, quizás era el alcohol o posiblemente que yo me había hecho grotesco al tratar de sublimarla, en medio del crepúsculo no pasó por mi cabeza el que tragedia de tal magnitud tuviese espacio entre las 6 y 8 p.m. ; no fue un accidente, aunque hubo heridos; no se llevó a cabo un crimen aunque cobró un muerto, durante esas 2 pequeñas e impactantes horas algo, o mejor dicho alguien, expiraba del más terrible modo: se le había acabado la razón de existencia.

Pero para entender este incidente, remontémonos hacia 1 mes antes de las fiestas de carnavales de la ciudad.

Lima celebraba su aniversario y yo, como todo jovenzuelo, no me perdería la oportunidad de beber unas “cuantas varias” copas con las amistades, la celebración pertinente, eso iba a ser todo, cada año hacemos lo mismo pero esta vez, como en toda historia digna de memorar, hubo una excepción.

Bebíamos y reíamos, nada nos hacía apartarnos más del mundo como nuestra sola compañía: Marcos, Leo, “el gato” y yo éramos un distante y apacible universo anexado a este. Su presencia no hizo cambiar de rumbo nuestra conversación y mucho menos mi mirada, yo veía muy atentamente mi copa mientras bebía, no fue sino hasta que cierto capricho de la tierra hizo que algunas botellas se rompan sin que algún beodo inconsciente las lance y yo en mi tranquilidad encontrase a cierta joven en la puerta con lágrimas en los ojos y un alma que quería eyectarse por la coronilla, que hubo novedad en la casi religiosa reunión, que teníamos cada vez que había algo que celebrar, en aquel café/bar.

Pregunté su nombre obteniendo como respuesta Lorena; una alta y delgada estudiante de enfermería que estaba haciendo su traslado de Venezuela aquí por motivos familiares ya que era peruana de nacimiento, mas había radicado toda su vida allá. Ofrecí invitarle una copa de vino para calmar los nervios que el sismo había provocado y conversamos como si la hubiese acompañado los últimos 3 años en su facultad.

La conexión era patente y no quise que fuera solo de una tarde, averigüé en pocos minutos que no era el único en pensar de esa manera, así que intercambiamos tarjetas, ella llamaría tan pronto se hubiese instalado en su apartamento ya que se estaba quedando en un hotel cerca del centro y quiso dar una vuelta, la que me llevó a encontrarme con sus ojos claros como una mañana de verano.

Yo debía continuar con lo mío, los balances no se hacían solos en la empresa familiar y ese era mi tan amado y obligado empleo –ya que nunca quise estudiar contabilidad-, ya había pasado una semana desde aquel súbito encuentro y no reunía el coraje para llamarla, además ella había prometido hacerme saber que estaba lista para vernos nuevamente, después de la segunda semana pensé que era una situación de “no nos llames, nosotros te llamaremos”, aunque esta idea era anulada por el hecho de que ella también me había dado donde ubicarla, no tuve otra opción más que llamarla, estaba nervioso pero aun así quería hacerlo, no había podido sacarme su piel, ni su perfume de la memoria y eso suponía un malestar en mi cotidiano vivir.

Al terminar de conversar con ella entendí el porqué de su negativa de llamarme y era debido a que los asuntos que tenía se habían complicado un poco, pero que estaba feliz de que la haya llamado y gustosa tomaría esa segunda copa de vino conmigo. Me tranquilizó saber que no era una “pasajera de medio camino” aunque debería esperar 2 días más para verla.

A la mañana de ese día me levante con un vacío en el estómago, de ese que no te deja pensar en nada más, esa emoción de infante que no es ajena a nadie, en fin llegué al punto de encuentro de esa día, continuamos conversando de estas y otras cosas, la pasamos bien.

Con el tiempo fuimos haciéndonos más y más cercanos, ella me permitía recogerla de vez en cuando de su facultad, me quedaba muy cerca de casa, hasta conocía a mis padres y yo a los suyos, llegué a pensar luego de cinco largos meses que la conocía lo suficiente como para entrar al siguiente nivel, para mí no fue un encuentro repentino, ya se había convertido en un designio divino el que aquel día nos juntásemos en el mismo local y que haya ocurrido el sismo, para mí era obra del destino que no me haya llamado durante esas dos semanas porque andaba con mis horas copadas y tal vez ella se hubiera resentido si rechazaba alguna invitación en ese transcurso de tiempo, quitándome así la oportunidad de conocerla tan bien como ahora lo hacía, cada segundo y cada palabra pronunciada por ambos parecían ser controlados minuciosamente por alguien que quería juntarnos para eternidad.

Emprendí la idea de cómo decírselo, la manera más perfecta, la que fuese con ella y luego de darle mil vueltas la hallé, no era de las chicas más románticas que había conocido, ni tampoco la más fría, el amor iba a notarse para ella de la forma más natural pero más tierna, de lo más intelectual pero de lo más iletrado, de lo más sublime pero de lo mas carnal. La manera y el lugar, el segundo y mi posición, todos y cada uno de los detalles habían sido milimétricamente calculados. El momento era ya, y cada paso hasta el siguiente habían sido completados, hacía falta uno solo, la confesión y el beso que sellaría la decisión unánime, pues este fue obviado, luego de mirarla fijamente robé el beso que había deseado desde hace tanto y me fue felizmente correspondido, terminamos en su departamento demostrándonos el uno al otro lo que nos unía, de la manera más carnal pero divina a la vez.

A la mañana siguiente no supe qué decir, era tan feliz y ella también que solamente desayunamos nuestras miradas: la veía, sonreía, la besaba. Nada interrumpía ese ciclo, solo el sol encumbrado al mediodía, nos hizo saber que ya andábamos desaparecidos para el mundo, no tuvo relevancia al comienzo pero luego tomamos conciencia y continuamos viviendo. Las palabras que querían salir de mi boca la noche anterior no pudieron salir nunca, para mí todo era muy claro.

Pero volvamos a ese ocaso… no olvidaré su silueta yéndose tras lo que sería mi perdición, ella no era mala… era mujer, o peor aún, era humana. Él había regresado por ella, su estrellado avión me había reservado el peor trago de mi vida, y a continuación mi error; le di a elegir entre ambos y ni siquiera lo pensó esa noche no hubieron accidentes pero lo herí, esa noche no se llevó a cabo ningún asesinato, pero esa noche murió mi corazón.

viernes, 8 de enero de 2010

Miedo a la oscuridad?

Acabo de darme cuenta que tengo una manía algo peculiar pero no me atrevo a llamar única pues creo que en alguna parte del mundo, alguna otra persona la debe tener, en fin.

El hecho es que cada vez que llego a una habitación a hacer algo, por más luz que esta concentre, prendo la luz correspondiente

me lo expliqué a mi mismo diciendo que era porque la “luz natural” no es suficiente cuando hay que buscar algo, cosa que es totalmente absurda hasta cierto punto, puesto que cuando voy a bañarme hago lo  mismo.

En realidad tal manía no debe ser juzgada y no juega el papel principal de este asunto.

Suelo ponerme a pensar o mejor dicho a jugar con las actividades cotidianas de las personas y comprarlas con aspectos de la vida para llegar a una enseñanza final, me creo JESUS??… NO!

Así soy yo que le voy a hacer, en ultima instancia la enseñanza es para que yo pueda entender y ahora que vuelvo a experimentar con el asunto de escribir, tal vez a alguna otra persona le sirva de algo lo que reflexiono.

Para entender un poco la idea de lo que quiero plasmar esta vez, regresaré un momento conmigo “un Lunes cualquiera” en el que vuelvo a prender la luz del baño en pleno mediodía para bañarme y analizaré… ¿Por qué prendo la luz? ¿Por qué nos acercamos a “la luz”?

Medité en esto y obtuve algunas posibilidades, la pregunta es para cada uno, y estaremos al menos medio paso mas cerca de saber “que clase de…” somos.

la primera posibilidad es por puro temor: a lo desconocido, a lo oculto, al porvenir, tal vez estamos tan inseguros que necesitamos un factor externo (familia, amigos, “esa” persona).

la segunda, sigue siendo temor pero esta vez a uno mismo, me explico, temer tener afinidad verdadera con la oscuridad, recapacitar y darse cuenta que no es la persona buena que siempre creyó ser, miedo de descubrir sus verdaderos sentimientos.

la siguiente es simple, no tiene afinidad con esta y prefiere no tener contacto, el miedo no es excusa, podría no “prender la luz”.

Terminaré este caótico resumen de personalidades ,por así decirlo, diciendo que la verdadera razón por la que la prende o no, NO ES IMPORTANTE, sino lo es el ser uno mismo su luz. Y esto tiene que ver mucho con la confianza, el futurO puede ser hecho, lo nebuloso puede ser dispersado y lo temible puede ser vencido, pero con la cucharada exacta de confianza y fe.

¿Por qué prendo la luz yo? …porque quiero que la cuenta de la luz aumente… x)

jueves, 7 de enero de 2010

Sumamente raro

Comenzaré con un ejemplo raro y Tonto perO creo que viene al caso

cierto día tocan la puerta de una jovencita, la cual esperaba con ansias a alguien (digamos que es solo alguien) y al salir esta a ver quien es, no hay nadie allí. Entra y nuevamente tocan la puerta y no hay nadie, así numerosas veces. La pregunta es…

¿Qué pasará cuando la persona que ella estaba esperando toque la puerta?

Algunos dirán “por supuesto que irá a seguir viendo quien es”

otros opinarán que es absurdo continuar “abriendo la puerta” ya que es algo obvio que es o son los mismos bromistas para seguir jugándole la broma.

Luego nos preguntamos Por qué hay tantas personas decepcionadas del amor…

simple porque no preguntaron quien tocaba =)

Absurdo?? para algunas personas podría ser pero el hecho es que… a veces no nos encargamos de enterarnos de quien exactamente nos estamos enamorando (amor inmaduro y sin rumbo =/ )

Estoy seguro que la mayoría de personas no se interesan de buenas  a primeras en saber quien verdaderamente es la persona con la que “proyectan” (digámoslo así ) una relación y eso a la larga podría traer desilusión ya que solemos idealizar a la persona esta xD!

en fin mi pUnto no es ese me da igual si lo hacen O no, no es mi corazón x)!

a Lo que voy es al otro extremO

que de los que se demoran muchO en conocer a la persona??

de los indecisos

de los despistados??

de los ciegos lvl 100 (los que no se quieren dar cuenta)

que de nosotros??

=/ sí… NOSOTROS

existen las segundas oportunidades, cuando ni siquiera ha habido una primera??

O es solo mi vano optimismo?

Después de mucho…

Es… interesante volver a “escribir” luego de tanto tiempo

pensé “a nadie le importará”, cosa que es totalmente acertada

pero a mi qué  =D

mi hobby es escribir no que me lean, así que aunque quede como un simple diario de mi vida, continuaré llenando líneas en blanco para luego convertirlas en sonrisas mías x)!!