jueves, 11 de noviembre de 2010

El texto perdido

Desde que la vi a los ojos, lo supe, jamás estarías satisfecha con haber sido quien cometió el asesinato, querías más que eso.
El día de ayer, me encontraba, como siempre, buscando respuestas de la nada y creando teorías desde el cero total, sin pruebas, solamente supuestos. Me encontraba mirando mi techo y una que otra musaraña que cautivaba mi atención por microsegundos, jugueteaba con esta especie de “mira” que tienen mis ojos –por “qué sé yo” azares del camino- pues me es muy difícil dejarla en un solo lugar y quieta, y en eso consiste mi juego: en tratar de dejarla quieta en un solo lugar. Y posterior a eso pasé a revisar mis viejos cuadernos, de aquellos que tenía en una caja de zapatos de una marca que ya no existe. Luego de abrir uno de estos cayó una pequeña nota, una de las tantas que le ayudé a enviarle a su novio; una de aquellas que yo mismo redacté y corregí, quizá la última. Mi curiosidad me dio rienda suelta y empecé a leerla. Yo tenía razón, era una de las últimas notas enviadas, pero esta no había sido revisada por mí, pues no recuerdo ni una coma o tilde alguna de las que estaban plasmadas en ese retazo de papel.
El día de ayer descubrí el porqué de su negativa, de su rechazo, pero más aún, el porqué de su nueva forma de ser: congelada y antihumana.
Lo recordé, más que descubrirlo lo volví a sentir. Volví a tener el presentimiento que tuve cuando corrió y no dejó que nadie la mirase llorar, sin volver hasta dentro de un mes al mundo exterior. Yo jamás lo hubiera re imaginado, mis ideas suelen tener un tiempo de vida muy corto antes de que se generen nuevas ideas o nuevas tesis.
Yo la había oído, sin embargo no lo recordaba, yo la había visto pero su imagen estaba totalmente borrosa, yo la había tocado pero mis manos estaban entumecidas por el frío.
ahora sé, ahora lo sé… ahora sé por qué eres así y la verdad no te comprendo, pero tampoco te juzgo, ahora sé por qué eres así.




Maldita sea, lo sé.

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