-Escóndete lejos de aquí!! –gritó Roy. Aunque Jael, no entendió del todo el porqué de la desesperación de Roy, obedeció. Sabía que no era en vano ese comportamiento en él.
-¡AMBOS, LARGO DE AQUÍ! -se oyó una voz desde el fondo de la habitación- no les compete a ninguno de los 2. Y mientras los dos iban hacia donde el Dr. Remo este cogió del brazo a Roy dijo:
-Atento, no dejes que nada malo le pase a Jael.
La cara de Roy se llenó de confusión, era tal vez que había llegado la resistencia hasta allí, y de ser así… ¿por qué lo harían? Sin embargo todas esas preguntas se desvanecieron al ver el rostro de su prometida, y al recordar que su seguridad dependía ahora de él.
Los autos llegaron y el Dr. Remo se puso frente a ellos, con una expresión seria y brazos cruzados -donde escondía el arma-. Salieron 4 hombres al mismo tiempo de estos.
-Buenas noches, caballeros… parece que se han perdido o equivocado de camino.
- ¿En este lugar vive el carnicero llamado Remo? –dijo el más viejo de ellos-. Obtuvo un gesto con las cejas como respuesta.
-Entonces supongo que recordará a Sigty, a quien le debe algunas cosas.
-No conozco a ese idiota, largo de mi propiedad. –Hubo un gran silencio-. -Jajaja, hermano, ¿Qué te trae por acá?.
El Dr. Remo mostró su hospitalidad y se sentó en el salón junto con su viejo amigo, e invitados, a beber.
Mientras tanto Roy veía de lejos esta escena, aunque el Dr. Remo estaba feliz y el ambiente se había despejado, Roy no dejaba de creer que todo tenía un matiz extraño y algo sombrío…
-Cierto, la verdad es que vengo porque me debes un favor y vengo a cobrártelo. Espero no molestarte. –dijo Sigty-.
-De ninguna manera, dime lo que es.
Sigty hizo una seña a uno de sus acompañantes con la cabeza y este se paró de inmediato y fue hacia el estacionamiento. Regresó rápidamente con una gran bolsa negra sobre hombros y la desparramó en el suelo, la abrió y sacó el cuerpo de un hombre.
Roy se sorprendió al ver que la cara de su futuro suegro no cambió, ni se inmutó. Supuso luego que siendo él Médico de profesión y vocación, no tenía razón para extrañarse.
-Qué quieres que haga con este pobre diablo. –dijo entre seriedad y burla, Remo.
-Nada, solamente ocultarlo aquí.
-¿Y cómo es que ha fallecido este? –dijo Remo mientras se llevaba su vaso a la boca.
-En realidad, lo encontramos. Tal parece que es de la resistencia, estaba moribundo pidiendo ayuda por el camino, llevaba esta caja con él, aún no la hemos abierto pues tratamos de salvarlo…
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