miércoles, 25 de agosto de 2010

Historia "verídica"

Resultó que entre dos vidas, entre dos pasos y entre dos tiempos, se solicitó –aunque con poca intensión- la verdad.


La verdad huyó, pues de pequeña, de 4 años de edad, se miró al espejo y se dio cuenta de que era horrible, atroz y sabía que heriría hasta la más recia susceptibilidad. Siempre vivió alejada, entre los árboles montañeses, se lavaba de espaldas para no ver su reflejo en el lago que hizo suyo, pues cada vez que se miraba no podía parar de llorar –y de paso vomitar-.

Pues bien, así vivió verdad, llorando y maldiciendo al cielo y a la tierra por su fealdad, a sus padres por dejarla viva y a los demás por no asesinarla. No, no hubo –ni habrá- un hasta… ella sigue allí y sabe que nadie puede “curarla” nadie puede retroceder el tiempo para hacerla más bella, y ningún intento de embellecerla servirá –ella lo sabe-.

Verdad no se perdona haber nacido fea y peripatética, no se perdona haber nacido sana e inmortal. Por que las verdades, a diferencia de las mentiras, no caducan.

Verdad no se puede aceptar, pues ha visto a muchas de su especie que son –aunque secretas- bellas y admiradas; así que nadie podrá aceptar a verdad.

Verdad, la verdad, quisiera ser mentira solo para morirse…

Hoy, lástima que hoy, la encontré llorando su condición y aunque no pude verla a la cara por mucho tiempo porque, debo decir, es fatalmente horrible. Logré decirle que uno es lo que es y que cumple un rol en dondequiera que se encuentre, también le dije que se aleje, pero que me podía llamar si tenía alguna duda. –Como lo hago con muchas personas, sin ser psicólogo-.

No almorcé ni cené ese día y hasta hoy no puedo quitarme su rostro de la cabeza, espero que me haya hecho caso, porque soy como los demás: quiero a las verdades feas lejos de mí.



La diferencia es que yo sí les podría atender una llamadita dominical.

lunes, 16 de agosto de 2010

¿Y si dijeras que no?

Una tarde, de esas no muy lejanas a mi memoria, vi como un ave estaba siendo devorada por un aguilucho...


Imaginé a esa pequeña avezuela como a mis sueños y a ese aguilucho como a la vida misma, despedazando mis emociones...

¿A quien engaña esta triste y estúpida narración? aparte de calificar como deprimente, califica también como cliché...



Si tú me dijeras que no -y lo he pensado en menos de 5 segundos- mi ciclo vital se acabaría por completo, ¿Por qué? porque existe en un lugar de mi apretujado corazón a base de granito y arcilla una suite, y de las más lujosas, que exclusivamente debe ser ocupada por ti, ¿por mil razones?... NO

Solo por 1, porque la arrebataste a mi egoísmo y a mi misantropía, a mi autosuficiencia y a mi tan amadísima vanidad.

Porque todos ellos tuvieron que irse literalmente a la calle cuando llegaste.

Si me dijeras que no, no me sorprendería, déjame decirte, porque sé que hago cosas, sin querer hacerlas, que te causan molestia.

Si me dijeras que no, te seré sincero, no moriré… al menos no totalmente

Si me dijeras que no, le echaría la culpa entera a ese 20% ó 30%

Y si hubieras dicho que no alguna vez… sí, mi vida hubiera seguido, pero hubiera continuado en su vana tonalidad grisácea.

Si me completas completamente no lo sé, no confío en que sí, tampoco pienso que no, así soy yo.

Si te completo, no lo sé, pero espero poder hacerlo, y no te conozco como otras personas, pero espero llegar a hacerlo…

Alguna vez me planteé conocer a alguien como tú, dejarme de huevadas y sentar cabeza, alguna vez, me planteé conocer a alguien como tú, que la realidad la trae hasta mí de una manera tan sencilla y tan directa que no hay pero que valga.

Alguien que bese como tú (Lo siento Pedrito, esa línea es tuya, lo sé)

Alguien que me haga sentir indefenso y a la vez poderoso, ingenuo y perverso, un sucio caballero… un “lindo idiota”.



Babe’, now tell me: are you gonna be my girl?

Cause’ I’m ready to be your only boy

lunes, 9 de agosto de 2010

Confesiones a un hermano

Hay cosas que mi lado persona no puede declarar, hay cosas… que me salen mejor cuando me pongo la careta de “escritor” o “pseudo escribidor”.
No, ni siquiera por chat te lo puedo decir, ni por teléfono; quizás porque no se me había ocurrido o tal vez porque creo que sonaría muy “maricón de mierda” -no gay porque no conduzco un mercedes, es más ni conduzco-.
Eres la clase de persona que he odiado durante toda mi vida, creo que porque eres tan diferente de mí: en mi egoísmo y forma despectiva de mirar a los demás como si se merecieran el infierno y el sufrimiento que aquejan. Mientras tú los ves a todos con ojos de esperanza y de que "”vamos, seamos amigos” mientras yo los miro con ojos de “lárgate, no te necesito”.
Ja… sí, te odié… como a muchas personas que aún sigo “odiando” la diferencia es que siendo tú como eres lograste hacerme entender que por más diferencia que yo había visto, en realidad éramos a la vez muy similares… visión, esperanzas, argumentos y formas de sentir y percibir el exterior… (Sin mencionar que ambos podemos llorar de amor por un gol a los 90’ de una camiseta legendariamente crema)
primero amigo luego hermano, debo decirte que espero no hayas olvidado cómo recitarle en clase a alguien que estaba a un par de kilómetros porque yo no lo he hecho; debo decirte que siendo tan diferentes y tan similares te he visto como hermano…  debo confesarte que después de conocerte, mi modo de mirar a las personas ha cambiado y que mi prejuicio se ha vuelto más flexible.
No hay que esperar al final para ver al principio, por cierto se me antoja un “trans”